Coré era estudiante de arquitectura, ya era un excelente dibujante, su tía era Directora de El Peneca, una revista juvenil, Elvira Santa Cruz (Roxane), al ver los dibujos de Coré decidió contratarlo.
En 1932 era dibujante habitual de la revista El Peneca, donde realizaba portadas y cómics.
Dicha publicación circulaba en el ámbito sudamericano, por lo que la fama de los dibujos de Coré fue pronto internacional. Ilustró infinidad de libros de literatura infantil y juvenil de autores como Emilio Salgari, Julio Verne, Oscar Wilde o Robert Louis Stevenson.
El texto de enseñanza “El silabario hispanoamericano” (1948), con textos de Adrián Dufflocq e ilustraciones suyas, fue publicado en numerosos países. Con dicha obra, que totaliza más de 90 reediciones y aún se publica, aprendieron a leer sucesivas generaciones de niños latinoamericanos.
Walt Disney intentó contratarlo en varias ocasiones, pero él no quería salir de Chile, eso impidió que prosperaran los contactos con Disney. También fue tentado por el escritor y editor Constancio Vigil, quien deseaba ficharlo en Editorial Atlántida y en la revista argentina Billiken, que en aquellos años era la principal publicación infantil de Sudamérica. Murió a los 37 años arrollado por un tranvía.
Coré era un hábil carpintero por lo que pudo construir su casa y su respectivo amoblado en un fantasioso estilo medieval, siguiendo el modelo de sus propias ilustraciones. Por otro lado, su esposa Nora Morvan se convirtió en su principal modelo femenino. Aparece en muchas de sus ilustraciones caracterizada como hada, princesa y otros personajes arquetípicos de la literatura infantil tradicional.
CORÉ Y SUS PIRATAS
Mario Silva Ossa, quien tomó su seudónimo, Coré, del nombre de un ángel rebelde que aparece en la Biblia, es uno de los ilustradores más importantes de nuestra historia, un creador de seres mágicos, un artista prodigioso cuyo trabajo pobló el inconsciente de los niños latinoamericanos durante décadas, y que hoy recuperamos para las nuevas generaciones.
La exquisita sensibilidad de Coré confirió vida eterna a hadas, ogros, duendes, piratas y aventureros, haciendo navegar por el mar de la fantasía a miles de mentes juveniles.
Maestro en aprisionar con su trazo el instante de un gesto hiperrealista, siempre espontáneo, reconocible, cinematográfico, no deja de inquietar la expresión malhumorada de un pirata, la humanidad de los gnomos. Sus personajes que viajaban por las historias.
Sorprende la permanente curiosidad y la capacidad de estudio de épocas pretéritas en Coré, así como su fantasía y su amor por la infancia: el mismo fue un eterno soñador, un niño buscador de tesoros.
Mario Silva Ossa, dibujante chileno, nació en San Fernando el 9 de marzo de 1913 y murió en Santiago en 1950, arrollado por un tranvía.
Estudió arquitectura en la Universidad de Chile un par de años, pero abandonó la carrera para trabajar como ilustrador en la Editorial Zig-Zag, editora de El Peneca (1908-1960), la legendaria revista infantil que desde 1921 dirigía su tía Elvira Santa Cruz, la célebre Roxane, y que circulaba por toda América Latina.
Desde entonces su genio otorgaría a El Peneca ese sello que fascinaba a los lectores y que motivó a gente como Constancio Vigil, dueño de la editorial argentina Atlántida, y al mismísimo Walt Disney, a realizar tentadoras ofertas para que Coré se incorporara a sus equipos de trabajo, las que éste rehusó siempre.
Tal era la sensibilidad artística de Silva Ossa que llegó a construir su propia casa de acuerdo a la imaginería de sus obras. Eximio carpintero, la ornamentó con puertas, cerrojos, lámparas y muebles medievales de inspiración propia. Su esposa, Nora Morvan, fue su modelo femenina predilecta, múltiples veces hada o princesa. Sus conocidos del barrio o del trabajo se reencarnaron a su vez en aventureros o piratas, y sus tres hijos les dieron identidad visual a los niños soñadores que habitaron la galaxia fantástica de El Peneca.